21.10.11

otoño

(...) El sosiego se descendió sobre ella, la calma, la satisfacción, mientras la aguja, juntando suavemente la seda, unía los pliegues verdes y los cosía, muy lentamente, a la cintura. Lo mismo que las olas, que en un día de verano se juntan, se doblan y se caen; y parece que el mundo entero estuviera diciendo "esto es todo" con más y más gravedad, hasta que incluso el corazón que late en el cuerpo que está tomando el sol en la playa dice también "esto es todo". No temas más, dice el corazón, confiando su carga a algún mar que suspira colectivamente por todas las penas, un mar que se renueva, que comienza a moverse, que se detiene y cae. Y sólo el cuerpo presta atención a la abeja que pasa; a la ola que rompe, al perro que ladra, a lo lejos, ladra y ladra.

V.Woolf, 1925

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